Iglesia Convento de la Sagrada Familia

parroquia nules san bartolome y san jaime conventoEl 7 de noviembre del año 1672 la reina regente otorgaba licencia real para la fundación de un convento de carmelitas descalzos en Nules.

La fundación fue posible gracias a las más de 20.000 libras resultantes de la suma de los legados de Pere Just y de José Jerónimo Navarro. Asimismo el Marqués de Nules hizo donación de un extenso huerto, donde se hallaba la antigua ermita de San Miguel, para que en el se construyese el convento.

El 29 de enero de 1673 los carmelitas descalzos tomaron posesión de dicha ermita, constituyendo de esta manera la comunidad de descalzos de Nules.

A finales de ese mismo año la comunidad se traslado a una casa del arrabal de Villareal, situado extramuros de la villa.

La primera piedra del convento se colocó el 9 de junio del año 1675 y cuatro años más tarde éste era inaugurado.

El principal arquitecto del convento de Nules fue fray José de la Concepción, conocido como “el Tracista”, oficial de la orden en la Provincia carmelitana de la Corona de Aragón, dando la coincidencia de que murió en el convento de Nules el 11 de febrero del año 1689, donde se retiró, cuando regresaba de Castilla de supervisar las obras que dirigía en aquella provincia.

En 1691 se inició la construcción de la iglesia; las obras no finalizaron hasta 26 años más tarde. En la construcción de la iglesia y claustro mayor trabajaron, José Pujante, maestro de obras, y Miguel Bueso, maestro cantero.

En el “Libro Verde” de la fundación del convento se deja constancia de las intervenciones arquitectónicas y suntuarias realizadas a lo largo de todo el siglo XVIII, para dotar y ennoblecer el conjunto.

Entre estas actuaciones hay que remarcar la construcción, entre 1737 y 1744, de la capilla del San José, en la cual participaron los carmelitas fray Bernardo de la Purificación, “tracista” de la Provincia, el hermano Manuel de la Virgen y el maestro de obras Juan Bautista Pujante.
En 1754 el convento de Nules acogió la facultad de Teología de los carmelitas descalzos de la provincia de Aragón, alcanzando la comunidad la cifra de 49 religiosos.

Durante la ocupación napoleónica, el convento fue abandonado por los religiosos, no sin antes esconder las campanas y aquellos elementos muebles más valiosos. Restablecida la normalidad, los frailes regresaron al convento, aunque por poco espacio de tiempo, pues con la desamortización de Mendizábal, éste pasó a manos privadas, lo que provocó la dispersión de la mayor parte los bienes muebles del mismo, entre ellos obras de arte y biblioteca. La iglesia fue reabierta al culto en diciembre de ese mismo año.

A finales del siglo XIX, 1888, se instaló en las dependencias del antiguo convento que restaban en pie una comunidad de monjas clarisas.

La guerra Civil afectó gravemente el conjunto, el cual, tras la contienda, fue reconstruido por Regiones Devastadas, bajo la dirección de Julián Francisco Fornies y José Luis Pastor.

En 1976, la comunidad de monjas clarisas, después de vender el convento y trasladarse al convento de Onda, a excepción de la iglesia, el secular edificio fue derribado.

En la actualidad solo se conserva la iglesia del convento, que se ciñe estrictamente a la normativa clásica de la arquitectura de la orden del Carmen Descalzo; aunque con unas dimensiones impropias a las de la mayoría de los templos de la Orden, mucho más reducidas. Tampoco era habitual que la cúpula fuera trasdosada al exterior, sino que estuviera cubierta con tejado a cuatro vertientes, tal como sucede, por ejemplo, con la iglesia del convento de San José de Valencia o con la del antiguo convento de Enguera.

El templo, de planta de cruz latina, con nave central de cuatro tramos con el coro alto a los pies, crucero y capilla mayor, cubierta por bóveda de cañón con lunetos y cúpula rebajada. En cada uno de los laterales de la nave central se ubican tres capillas, comunicadas entre si por estrechos pasos, a modo de deambulatorio claustral, cubiertas con bóvedas vaidas y separadas por pilastras toscanas y arcos de medio punto. Sobre el crucero la cúpula trasdosada, apoyada sobre pechinas y tambor sin cuerpo de luces, cubierta con teja vidriada, con linterna; la antigua cúpula carecía de linterna y estaba cubierta con teja sin vidriar.

En el crucero, en el lado del evangelio, se abre la capilla de San José, con rica decoración de yeserias y esgrafiados a la que se accede por una gran portada, a modo de arco triunfal, con arco en esviaje sobre columnas de orden compuesto; la capilla esta cubierta por cúpula elíptica dotada con una esbelta linterna. El presbiterio es de cabecera plana con tribunas en los laterales. En el lado de la epístola se conserva el hueco de la puerta que comunicaba con el claustro Mayor del conjunto conventual. El desaparecido convento tenía dos claustros, el Mayor y el Menor; ambos eran de una sola planta con austeras pilastras y arcos de medio punto, sobre ellos se hallaban ubicadas distintas estancias del convento.

La fachada se ajusta magistralmente al modelo carmelitano, de dos plantas y con alerones laterales de enlace, triportico central y pilastras monumentales que ordenan toda la composición. El cuerpo central divido en dos ámbitos; en el bajo el pórtico tripartito; en el superior, hornacina venerada para el titular del convento sobre la que se halla el escudo de la orden y a ambos lados sendas ventanas rectangulares. Se remata la fachada con un frontón triangular con óculo central.

La iglesia está precedida por una plazoleta, a modo de atrio, cerrada por un murete de piedra decorado con pirámides y bolas herrerianas.

De la decoración original del interior solamente se conserva la de las capillas de Santa Teresa y de San José, la del arco de entrada a esta última y el zócalo de azulejería de mediados del siglo XVIII, que recorre tanto la nave central como capillas, crucero y presbiterio. Ha desaparecido la decoración de placas recortadas que ornamentaba las pilastras de la nave central, las del crucero y las laterales de entrada a las capillas; las imágenes de santos de la Orden que se hallaban en las pilastras de la nave central y la decoración de los arcos, a base de medallones con potente decoración vegetal, y la decoración de las pechinas de la cúpula, decoradas originalmente con grandes hojas de cardo que enmarcaban los óvalos en que se insertaban lienzos pintados.

Vicent Felip Sempere, Cronista Oficial de la Vila

Testimonios gráficos.
Sarthou, 1913-15, p. 729. Olucha, 1983, p. 581. Torres, 1994, pp. 197, 202, 205. Felip, 1998, pp. 266, 270-272 Felip, 2000, vol. II, pp. 400-419. Gil, 2004, pp. 263-265.

Testimonios documentales.
Archivo Parroquial de Nules (A.P:N.): Libro Verde de la fundación de este convento; priores y difuntos, religiosos y seculares.
Archivo Histórico de Nules (A.H.Nu.): Resoluciones conciliares del Ayuntamiento de Nules, 1715-1722.
Archivo Silveriano: cajón no. 51, letra LL.
Archivo de la Delegación de Hacienda en Castellón: Libreta 8, E. Benavent.

Bibliografía:
Silverio de Santa Teresa, 1942, pp. 736-740. Felip, 1978, p.360. Felip, 1979/80. Felip, 1980, pp.372-394.
Benito y Bérchez, 1982, p.82. Olucha, 1983, pp. 580-582. García, 1993, pp. 249, 252-254, 258. Torres, 1994, pp. 185-203.
Felip, 2000, vol. II, pp. 357-428. Gil, 2004, pp. 383-385.