Ntra. Sra. de la Soledad

parroquia nules san bartolome y san jaime virgen de la soledadLa hipótesis de mosén Trinitario Mariner sobre el origen de la imagen de la Soledad a Nules.

Según Javier Torres, la imagen de la Soledad, actual Patrona de Nules, fue traída a esta villa por Clotaldo de Centelles, marqués de Nules, con motivo de la visita que, en el año 1586, realizó a la Villa Felipe II; según dicho autor la imagen debería ser copia fiel de la imagen, de la misma advocación, que la reina Isabel de Valois encargó a Gaspar Becerra y que, con el tiempo pasó a presidir el altar del convento de frailes Mínimos de Madrid.

Una vez en Nules la imagen fue colocada en el oratorio de la casa palacio del marqués de Nules, desde donde, anualmente, el domingo de Pascua de Resurrección se llevaba a la iglesia mayor, devolviéndola el domingo siguiente al oratorio. A la muerte de la marquesa de Nules, Brunisen de Perellós, en 1607 cuidó la imagen su camarera Dorotea Campa, hasta que fue trasladada en 1618 a la iglesia de la Sangre(32).

Mosén Javier Torres utilizó para sus trabajos las anotaciones manuscritas que había recogido mosén Trinitario Mariner quien, a inicios del siglo XX, impulsó la devoción a Nuestra Señora de la Soledad, restaurando su capilla e instituyendo y promoviendo fiestas y celebraciones en su honor.

Pero el propio mosén Trinitari en sus escritos, respecto a los orígenes de la imagen de la Soledad, especifica: “Bien quisiera poder presentar una completa y documentada historia de la devoción de los hijos de Nules a la Santisima Virgen de la Soledad y de cuando y como vino a esta Villa su hermosa imagen, con tanto amor por nosotros venerada; mas como a pesar de mis desvelos de largos años, no son muchos los datos encontrados en documentos auténticos; para que estos no se pierdan, unidos a las tradiciones hasta hoy recogidas y apoyándome en fundadas concomitancias históricas, procurare tejer una sencilla narración”…….”Aun cuando no he podido encontrar documento fehaciente que lo demuestre, creo poder conjeturar que la primera simiente de esta devoción fue sembrada por el gran Rey católico D. Felipe II cuando, en 13 de enero del año 1586, visitó esta población y que la imagen la debieron mandar construir y vestirla el entonces Señor Marques de Nules D. Cotaldo de Centelles y su señora esposa Dª. Brunisien de Perellós”, y relata el origen de la imagen de la Soledad, encargada por Isabel de Valois a Gaspar Becerra y que se conservaba en el convento de frailes Mínimos de Madrid”(33).

Mosén Trinitario transcribe literalmente la siguiente cita referente a la Soledad: “Dia 11 de Abril, Octava de Pascua, misa canta a Nostra Señora de la Soledad, per el siñor Marques”, la cual dice haber sacado del libro racional del año 1588.

Actualmente el mencionado libro no se halla entre los racionales del archivo parroquial de Nules, pero es muy posible que mosén Trinitario se equivocase al transcribir la fecha del libro, pues Cotaldo de Centelles los únicos títulos que ostentó fueron los de señor de Nules y barón de Almedijar, y hasta el año 1636 no fue creado el marquesado de Nules como tal(34).

 

Nuestra Señora de la Soledad. Y la cofradía de la Sangre.

La referencia documental más antigua que hemos hallado sobre la cofradía de la Purísima Sangre de Cristo en Nules es el testamento de Catalina Royo, natural de la Mata, la cual, el 12 de diciembre del año 1597, en su testamento disponía: “done, deixe i llegue a la confraria de la Purissima Sanch de Nostre Senyor Deu Jesuchrist, que ara novament se funda en la vila de Nules, un retaulet de fusta sobredaurat, pintat a l.oli, ab la figura de Nostra Senyora de la Pietat, lo qual vull sia portat a dita confraria tant prest com aquella estiga cuberta eo acabada de obrar”(35).

Pocos meses después el “Consell” de Nules, en su reunión del día 31 de mayo del año 1598, teniendo presente que “la obra de la confraria de la Sanch de Jesus va molt avant, y que per a pasar.la avant que no pare y.a necesitat de que la vila ajude en lo necesari”, por unanimidad determinó que se ayudase a su construcción mediante “jornal de vila”(36).

Dos años más tarde, al tiempo que se votaba la fiesta de San Vicente Ferrer, el “Consell General de la Vila” acordó: «que.s guarde la festa de la preciosa Sanch de Nostre Senyor Deu Jesucrist, puix la present vila te ja feta la esglesia de la confraria». Al día siguiente Don Pedro Manrique, obispo de Tortosa, dió su aprobación para la celebración en Nules de ambas fiestas(37).

A partir de la mencionada fecha, en los libros de contabilidad de la Parroquia de Nules queda constancia de como en la iglesia de la Sangre se celebran ambas fiestas como actos propios de la cofradía. Así vemos que el día 3 de abril del año 1605 se celebraron “»dilluns, día de Sent Vicent, a 18 de abril, completes y misa cantada en la Sanch, a peticio dels majorals y prior»; y, ese mismo año, el día de la festividad de la Sangre, “13 de juliol, completes y missa cantada, per la confraria de la Sanch de Jesuchrist”(38).

Hay que señalar que a partir del año 1619, en Nules ya está fundada la cofradía de San Vicente, y la festividad del santo valenciano la asume y sufraga su propia cofradía(39).

En principio es de suponer que la cofradía participaba también en los rituales y actos devocionales relacionados con la Pasión del Señor, sin embargo no hemos hallado constancia de ello en los libros racionales de la Parroquia de inicios del siglo XVII. Una posible explicación de la ausencia de notas en la contabilidad podría justificarse por el hecho de que dichas celebraciones corrieran a cargo de la propia Parroquia y, en consecuencia, ésta no percibiera cantidad alguna por ellas, como ocurriría en la mayoría de las ocasiones, o que, excepcionalmente, los emolumentos que percibían los sacerdotes fuesen a cargo de la propia Parroquia, tal como sucedió en el año 1626 en que «fonch determinat per tot lo reverent clero se donas a cada prevere que asistiria als matines dels dijous, divendres, disapte de la semana Santa y vella de la nit del dijous Sant, tres reals castellans per cada acte; y asistiren los seguents: rector, vicari, Despuix, Marti, Just, Ferrer, Hieroni, Sebastia, Molina, Garcia………12 lliures”(40).

Significativo es al respecto, que el coste de algunas de las celebraciones de que, con el paso de los años, asumiría como propias la Cofradía de la Sangre, aparezcan como sufragados, aunque no de forma continuada, por particulares o por otras cofradías. Tal es el caso de la procesión del día de Pascua que, en el ya citado año 1605, sufragó la cofradía del “Nom de Jesus”, o la procesión que, de forma extraordinaria, se celebraba el domingo de la Octava de Pascua y que corría a cargo de particulares. Es de destacar que la imagen que se procesionó en dichas ocasiones fuera la de Nuestra Señora del Rosario(41).

El primer año en que nos aparece documentado que la Cofradía de la Sangre sufraga la procesión del domingo de Pascua data del año 1623. En el racional correspondiente consta: “a 16 de abril professo y misa cantada de la Resurrectio del Señor, per los confrares de la Sanch de Jesuchrist y devots”(42), y la primera vez que aparece documentada la imagen de Nuestra Señora de la Soledad es en el año 1627; en el citado año, en la anotación correspondiente al día de la Octava de Resurrección o “Dominica in albis” se deja constancia: «dumenge a 20 [ abril ] se ha fet proseso tornant la Soledad a la Sanch, per conte dels confrares de la Sanch»(43).

Como hemos visto, hasta momento habíamos hallado referencias documentales a la procesión del domingo de Resurrección, pero no teníamos documentado que el día de la Octava de Pascua o “Dominica in Albis” se celebrase procesión alguna retornando la imagen de Nuestra Señora de la Soledad a la iglesia de la Sangre ni a ningún otro lugar.

A partir del mencionado año de 1627, la cofradía de la Sangre será la que, de forma continuada, se encargue de las celebraciones del domingo de Pascua de Resurrección y su Octava, con una única excepción: en el periodo que abarca del año 1656 hasta el año 1669, la procesión de la “Octava de Pascua”, fue sufragada por “Dorotea Campa, donzella”, y la cofradía de la Sangre, además de la celebración del día de la fiesta de la Sangre, solamente continua afrontando el coste de la celebración del domingo de Pascua de Resurrección, a excepción de los años 1668 y 1669 en que, ésta también fue pagada por la misma doncella(44).

Cabe remarcar que los primeros datos que tenemos de la celebración de la procesión del Viernes Santo, también conocida como de “l.Enterro de Xristo”, datan del año 1634. En dicho año la procesión fue sufragada: per los devots del Santissim Sepulchre»; lo mismo ocurrió en los años inmediato siguientes(45).

A partir del 1645 ya tenemos noticia de la existencia de la cofradía “del Sepulchre de l.Enterro de Xristo», y son sus cofrades quienes se hacen cargo de los costes de la mencionada procesión(46). Pero desde el año 1656, en que ya no aparecen datos sobre la cofradía del Sepulcro, los costes de la procesión del Entierro son aportados por personajes relevantes, ligados siempre a la familia de los “Llorens”: del 1656 al 1705, Bruno Jeroni Llorens, notario y “ciutada”; del 1722 al 1734, Juan Bautista Llorens de Urcins; del 1741 al 1747, Josep Llorens, barón de Andilla, y del año 1750 al 1769, Jose Pujante y los herederos del barón de Andilla(47).

En la procesión del Viernes Santo se procesionaban, además del Cristo yacente, las imágenes del Cristo atado a la columna, conocida como la Sangre, y la de Nuestra Señora de la Soledad, vestida de luto.

El Domingo de Resurrección la imagen era sacada vestida de blanco para la procesión del Encuentro.

La imagen, que a lo largo de todo el año se custodiaba en la iglesia de la Sangre, tras la procesión del domingo de Resurrección, restaba en la iglesia parroquial hasta el día de la Octava de Pascua, en que era devuelta en procesión a la sede de la cofradía.

En un principio, en la iglesia de la Sangre solamente existía un retablo, ubicado en el presbiterio, y la imagen de Nuestra Señora se hallaba durante todo el año sobre sus andas procesionales.

En 1685 el Visitador de la Diócesis, al visitar la mentada iglesia de la Sangre, observó: “visitavit dictam eclesiam et illius altare et invenit bene, pero que la Mare de Deu esta en les andes, per ço mana dit señor visitador al clavari de la Confraria de la Sanch fassa llevar de les andes la Mare de Deu y la posen en la capella, sots pena de escomunicasio, dins dos mesos y fasen les andes noves”. Un año después el Visitador comprobó “que les andes se mana en la visita pasada se fesen ya estan fetes y la capella no; per ço exorta dit Ilustrissim Sr. al clavari de la confraria que quant antes puga fasa la capella se mana fer en la ultima visita”(48).

No sabemos cuanto tiempo transcurrió hasta que se cumplió el mandato del Visitador pero, por las actas de las visitas pastorales, deducimos que no se demoró excesivamente, pues el mandato ya no volvió a ser reiterado y en la visita pastoral del año 1698, se deja constancia de como el Visitador: «visito la yglesia de la Sangre de Xristo Señor Nuestro, que esta dentro de la misma villa en la calle dicha de Sangre, en la que ademas de la capilla maior ai dos capillas, la una de Nuestra Señora de la Soledad y la otra del Niño Perdido disputando entre los dotores, y hallo estar bien»(49).

La capilla dedicada a Nuestra Señora de la Soledad se construyó entre los dos contrafuertes, del lado de la Epístola; frente a ésta se construyó la capilla dedicada al Niño Perdido entre los doctores, así nos lo indican aun hoy en día los anagramas que figuran en los frontispicios de dichas capillas.

 

 

Incremento de la devoción a Nuestra Señora de la Soledad.

Al tener altar propio la devoción a Nuestra Señora de la Soledad fue recibiendo mayores manifestaciones de devoción. Al respecto, podemos comprobar como el 5 de marzo del año 1728, el sacerdote Ignacio Gozalbo sufragó una misa cantada en la iglesia de la Sangre “en lo altar de Nostra Señora de la Soledad, per animes de Purgatori”(50); en el año 1729 se celebran en la misma iglesia tres misas testamentarias, por el alma de Elena Asensi, “2 en lo altar major, y la 1 en lo altar de Nostra Señora de la Soledat”(51); en el año 1732 el mismo sacerdote, el día 6 de marzo, vuelve a sufragar “una misa cantada de Nostra Señora de la Soledat; en lo seu altar, en la Sanch de Jesuchrist, per les animes del Purgatori”, pero además concreta que “se ha de celebrar durant la sua vida”, y, tal como avanzan los años, se va constatando como se aumentan las celebraciones a cargo de particulares en el altar de Nuestra Señora de la Soledat(52).

La villa de Nules, al ser una población mayormente de carácter agrícola, dependía en gran parte de las cosechas y, en consecuencia, de aquellas circunstancias que hacían que éstas peligrasen.

A finales del siglo XVII e inicios del siglo XVIII la devoción a Nuestra Señora de la Soledad fue incrementándose de tal manera que en los momentos de peligro o calamidades los vecinos de Nules se ampararan en ella y buscaran su protección.

El 3 de marzo del año 1726 sabemos que se celebró misa cantada de acción de gracias a Nuestra Señora de la Soledad, “per conte de la Vila” y, el 21 de junio de ese mismo año, una misa cantada de rogativas, también sufragada por la Villa.

La importancia del dato estriba en que en esta ocasión el coste de la celebración es afrontado por la Villa como representante de toda la población: Pero éste no es un hecho singular pues podemos comprobar como en el año 1728: «divendres a 30 joliol se a celebrat una misa cantada de rogativa de Nostra Señora de la Soledad, per conte de la Vila”(53).

El 13 de marzo del año 1731, el Ayuntamiento acordó pagar una misa de acción de gracias que había encargado se celebrase “a Nuestra Señora de la Sole­dat, llevandola de la iglesia de la Sangre a la parroquial”. El motivo de haber realizado dichos actos fue que “en el día dose del mes de octubre del año mil setecientos veinte y nueve un huracan muy crecido hizo mucho daño en el termino de la villa de Murviedro y otras partes, y en esta no daño”(54).

El 24 de noviembre del año 1733, el Ayuntamiento ordenó el pago de una misa que se había celebrado en la iglesia parroquial, hasta donde habían trasladado la imagen de Nuestra Señora de la Soledad para que cesasen las lluvias; asimismo «haviendose logrado la serenidad, los alcaldes y regidores, dieron orden para que se celebrase una misa cantada». En ese mismo día mosén Agustín, solicitó una libra diecisiete sueldos y nueve dineros «por una misa cantada de gracias a Nuestra Señora de la Soledat, día dies y ocho de octubre proximo pasado, por el beneficio de la serenidad; pues haviendo havido muchas lluvias se llevo la santa imagen a la iglesia y se hisieron las rogativas acostumbradas». En ésta ocasión se tuvo que devolver la imagen a la iglesia de la Sangre, pues la cofradía debía celebrar su fiesta; por este motivo el Ayuntamiento acordó de nuevo que la imagen fuese llevada, en procesión, hasta la iglesia parroquial donde se celebró la misa, “tornant-la després a l’esglesia de la Sang, por cuya causa es la limosna mas cresida que en otros casos; previniendose que tambien se tuvo presente en ese día la rogativa de la calamidad de los garrotillos en los ganados de serda”(55).

El 18 de mayo del año 1735, debido a las abundantes lluvias que hacían peligrar las cosechas «de seda y de trigo y demas frutos», el Ayuntamiento acordó se llevase la imagen hasta la iglesia parroquial, con el fin de celebrar las pertinentes rogativas y, también encargar “que se cante misa de accion de gracias, segun se acostumbra»; así mismo decidió asistir en Corporación a dichas celebraciones”(56).

En el año 1739, debido a una epidemia que afectaba gravemente a la población, el día 8 de mayo se celebró “una proceso generalissima per tots los carrers de la vila y arravals. Anaren tambe en la proceso el patro Sant Berthomeu, Maria Santissima de la Soledad y la image del Santo Christo. Fonc proceso de rogativa y molt devota, implorant per intercesio de Sant Miquel, del Patro y a Maria Santissima la clemencia y pietat del Señor en esta calamitat”(57).

El 12 de mayo de 1743 se reunió el Ayuntamiento, dado que, con “ocasion de las continuas lluvias, hubo diferentes instancias para que se pasase a Nuestra Señora de la Soledad, desde la iglesia de la Sangre a la parro­quia, por tener muy experimentado favoreser la Virgen con hazer terminar el tiempo que a experimentado este año; pues haviendo acordado los alcaldes y regidores passasen, y ido el reverendo clero en procesion, la trasladaron el día dose de los corrientes, a tiempo que llovia, el mesmo día cesso; y prosiguio en hazer buenos dias de sol, y se le hizo cantar una misa de rogativas, cuya limosna a importado com [….]; y asi vean sus Magnifichos si se pagara. Y haviendo tomado votos, concordes dixeron que se pague y se haga libramiento en forma”(58).

En los años sucesivos Nules sigue acudiendo a Nuestra Señora de la Soledad en petición de ayuda o de acción de gracias(59).

 

Construcción de la capilla de Nuestra Señora de la Soledad

A finales de la primera mitad del siglo XVIII la devoción a Nuestra señora de la Soledad en Nules era tal que el pueblo decidió edificar una gran capilla, donde custodiar su imagen y rendirle culto con mayor dignidad.

Para llevar a buen termino el objetivo, se formó una junta de electos “de la fabrica de la capilla de Nuestra Señora de la Soledad”, la cual en abril del año 1744 ya había comprado, a Francisco Clofent, una casa de tres navadas que estaba contigua a la iglesia de la Sangre.

La casa adquirida, a demás de tener pared medianera con la citada iglesia, ocupaba la esquina formada por el cruce de la calle de la Sangre con la conocida como “Travessera del Pou de les Rendes”(60).

En el acta de la visita pastoral, realizada el día 5 de junio del año 1757, se hace constar que el Visitador inspeccionó las ermitas que entonces existían en la población “como tambien la sumptuosa capilla que, al lado de la Sangre, se esta fabricando para Nuestra Señora de la Soledad a expensas de la piedad y limosnas de los vecinos; y encarga a los directores de ellas la continuacion en su aplicacion para que, quanto antes sea dable, llegue al fin deseado»(61).

Según mosén Trinitario Mariner, quien atribuye las trazas de la capilla a Ignacio Vergara, la bendición y colocación de la primera piedra de la capilla tuvo lugar el 13 de abril del año 1757.

El día 20 de junio del siguiente año, el obispo Francisco Borrull visitó las obras y concedió 40 días de indulgencias a cuantos trabajasen o contribuyeran con limosnas a la construcción de la capilla.

A pesar de que en esa época la población estaba aún afrontado el coste de la reforma y ampliación de su iglesia parroquial, las obras de construcción y ornamentación de la capilla de la Soledad avanzaron a buen ritmo; en marzo del año de 1759 se colocaron los basamentos de los pilares y pilastras que sostiene la cúpula; en los años 60 y 61 ya estaban construidas las paredes y se concluyeron las bóvedas; en 1766 se culminaron la cúpula, cornisa exterior, aleros y tejados, restaba por hacer el revoque y enlucido interior y exterior de todas las paredes; durante los años 1767 y 1768 se trabajó activamente en el decorado interior y construcción del retablo del altar mayor; durante el verano de 1769, quedó pavimentada la ya suntuosa capilla y ultimada su riquísima decoración(62).

El día 27 de abril del año 1760, cuando, según mosén Trinitario, aun no se había cubierto la capilla con la cúpula, Severino Llorens, en nombre de los electos de la fábrica de la capilla, contrató con el escultor Manuel Marco, la construcción del retablo que debía acoger la venerada imagen de la Soledad.

Según las estipulaciones el escultor se comprometía a ejecutar de su propia mano y las de oficiales de su satisfacción, según “la forma y manera que se halla en la planta o diseño que para ello” había realizado y, de acuerdo con los capítulos que en el contrato se reflejaban.

El retablo debería ser entregado para la Navidad de ese mismo año de 1760. El coste de los trabajos se estipularon en un total de quinientas cuarenta y una libras, de a ocho de plata. De la cantidad restante, doscientas libras deberían entregársele antes de la Navidad del mencionado año 1760; de dicha cantidad ya se le habían entregado doscientas veintiuna libras y dieciocho sueldos, “segun la posibilidad de dicha fabrica y limosnas que se recogieren de los devotos”, y el resto “de dicho día de Navidad en adelante, siempre que la mesma fabrica se encontrare con dinero para poder satisfacerlas”.

En el contrato se describe con precisión tanto su estructura, como los elementos decorativos, y las representaciones e imágenes que en el mismo debían representarse. El retablo debía de adaptarse a la forma poligonal del presbiterio y llegar a envolver las dos puertas de las sacristías, integrándolas en el mismo.

El escultor se obligaba a aportar “toda la madera, clavason y cola correspondiente y nesesaria, no solo para el retablo pincipal, si que para los agregados como y tambien para seis blandones que ha de ser de mi obli­gacion el hazerles para la mesa del altar de dicha Virguen”; a cargo de Severino Llorens y demás electos de la junta de fabrica, correria “el transportar dicho retablo, desde dicha valle de Uxo, donde le he de trabaxar, a esta villa de Nules, siendo igualmente de su cargo el darme albañil, para plantarle, peon o peones, materiales, riostres y andamios, correspondientes, para colocarle en su lugar, siendo asimesmo de su cuenta la madera, cuerdas y demas que se necesitase para dicho fin, como y tambien de haverme de mantener y governar y a los oficiales que para el mesmo efeto vinieren conmigo los días y tiempo que estuvieremos y emplearemos en plantar dicho retablo y sus agregados”(63).

En el documento en ningún momento se habla del dorado y policromía del retablo, por lo que es de suponer, que tal como ya se había hecho con el retablo del altar mayor de la iglesia parroquial, dichos trabajos deberían de realizarse a posteriori por expertos en el arte del dorado y la policromía.

Una vez concluidas las obras y el retablo, el domingo 8 de octubre del año 1769 se bendijo la capilla, tras lo cual se trasladó allí a Nuestra Señora de la Soledad, que fue colocada en el altar que la presidía; es de remarcar que los costes de la celebración del traslado de la imagen corrieron a cargo de la Villa(64).

El traslado de la imagen coincidía con la fiesta de la Sangre que, desde hacia unos años, además de la celebración del mes de julio, celebraba la cofradía de la Sangre el segundo domingo de octubre(65). Esto continuó sucediendo así hasta el año 1770, en que la procesión de la Octava de Pascua de Resurrección, “la paguen los clavaris de la Purissima Sanch del Señor”, pero la del segundo domingo de Octubre corre a conte del clavari y magorals”, y lo mismo sucede en los años siguientes(66), pero en el año 1790 la diferencia se especifica mucho más pues, mientras la procesión del segundo domingo de Pascua es “por cuenta de los clavarios Sangre, Ramon Palmer y compañeros«, las celebraciones del segundo domingo de octubre son sufragadas por “los clavarios de Nuestra Señora de la Soledad, Francisco Clont, Francisco Ripolles y Vicente Ferrando»(67), lo cual nos indica que en los citados años ya existía la cofradía de Nuestra Señora de las Soledad.

La celebración festiva del segundo domingo de Octubre, al coincidir con la fecha de la inauguración de la capilla fue considerada como dedicada a Nuestra Señora de la Soledad, y continuó sufragándola su cofradía.

 

Nuestra Señora de la Soledad Patrona de Nules.

La devoción a Nuestra Señora de la Soledad fue en aumento, y a ella acudían las gentes de Nules en los momentos de más congoja y necesidad; momentos importantes en este sentido fueron la guerra del Francés, les epidemias de cólera de mediados y finales del siglo XIX, así como las guerras de Filipinas y Cuba.

A finales del siglo XIX, la villa de Nules se vió obligada a afrontar un costoso pleito con la vecina población de Borriana. Las dos poblaciones se proveían, para regar sus campos, del agua del río Millars, por medio de un azud y acequia comunes. El agua se distribuía entre ambas poblaciones por medio de un sistema de turnos o “tanda”. La acequia, antes de llegar al término municipal de Nules recorría casi diez kilómetros del término de Borriana, factor que los habitantes de ésta última población aprovechaban para robar el agua en los días que le correspondía la “tanda” a Nules.

La problemática había originado enfrentamientos, litigios y luchas desde tiempo inmemorial.

El día 6 de septiembre del año 1878, el Rey firmó una Real Orden por la cual daba la razón a la villa de Nules, autorizando la separación de aguas. Borriana recurrió dicha resolución y, aunque la villa de Nules ya estaba construyendo la nueva acequia que serviría para llevar el agua directamente a su término municipal, la población vecina hacia todo lo posible para que la separación de aguas no fuese efectiva.

El 28 de setiembre de l’any 1897 el Gobernador de Castellón, Don Javier de Beranger, dictó un mandato por el cual ordenaba la separación de de aguas entre Borriana i Nules.

La población de Nules acudió masivamente a Nª. Srª. de la Soledad y una vez ganado el pleito y conseguida la separación de las aguas, la villa de Nules bebía manifestar su agradecimiento a Nuestra Señora. El día 25 de setiembre del año 1898, a propuesta del abogado Matías Torrejón que, juntamente con Pedro Alcázar, había defendido los derechos de Nules frente a Borriana, el Ayuntamiento de Nules aprobó que “se celebre la fiesta de la Soledad en conmemoración de gracias”; al tiempo que decidía que cada 28 de setiembre, fecha del decreto de separación de aguas, se celebrase una misa cantada a Nuestra Señora de la Soledad y un te Deum laudamus de acción de gracias.

El citado año de 1898 fue la primera vez que el Ayuntamiento organizó y afrontó el coste de una semana fiestas en honor a Nuestra Señora de la Soledad, costumbre que se ha mantenido hasta la fecha de hoy, considerando a Nuestra Señora de la Soledad como Patrona de Nules; de aquella fecha databa la túnica y manto, costeado por el Ayuntamiento, que desaparecieron en el año 1936(68).

 

Dos hombres providenciales, mosén Trinitario Mariner y mosén Antonio Bertomeu.

Con el paso de los años, a inicios del pasado siglo, la capilla de Nª. Srª. de la Soledad se encontrara en un estado de degradación más que lamentable.

Por suerte, un hijo de Nules, mosén Trinitario Mariner, se entregó a la tarea restaurar y recuperar el esplendor del recinto donde se custodiaba y rendía culto a la Patrona de Nules

El propio mosén Trinitario deja constancia del estado en que se hallaba la capilla en el año 1909, cuando ya había trascurrido casi siglo y medio desde su bendición, pues, desde entonces, “pocas fueron las reparaciones que pudieron hacerse, sobre todo en las partes altas y exteriores como cornisas, tejados y cúpula, a causa de l grandes dificultades que ofrecía la subida; como es tanta su elevación, pues el actual pararrayos está a 40 metros de altura, la Santa Capilla está casi aislada y el único tejado pegado a su muro es relativamente muy bajo, tenía que subirse con escaleras de mano unidas unas con otras, lo que resultaba peligrosísimo. La cornisa exterior estaba toda desconchada y sueltos sus adobes, que se descolgaban frecuentemente, con no poco peligro de vecinos y transeúntes, y los tejados, hay que considerar como estarían, después de 140 años de servicios”; en ese mismo año mosén Trinitario fundó la Asociación(69). En ese mismo año el obispo de Tortosa, Don Pedro Rocamora, aprobó el reglamento de la “Asociación de Camareras de la Santísima Virgen de la Soledad”; la histórica cofradía de Nuestra Señora de la Soledad ya había desparecido en el año 1898.

Los fines de la nueva asociación eran incentivar e impulsar el culto a Nuestra Señora, al tiempo que encargarse de mantener limpio y con ornato el recinto de la capilla, así como el abrirla y cerrarla para los actos de culto. La solicitud había sido presentada por mosén Juan Bautista Martorell, cura arcipreste de Nules, quien, al mismo tiempo, solicitó que fuese nombrado mosén Trinitario Mariner como director de la Asociación y capellán-custodio de la capilla; nombramiento que el prelado hizo efectivo.

En el acta de aprobación el obispo de Tortosa concedía 50 días de indulgencia a cada nuevo miembro de la asociación, en el momento de su ingreso, y otros 50 días por cada vez que asistiese a sus actos, y concedía, así mismo, autorización para la exposición del Santísimo Sacramento en cada una de las fiestas solemnes que se celebrasen en la capilla(70).

Mosén Trinitario inició, de forma inmediata, las obras de reparación de los daños y deterioros más graves que presentaba la capilla.

En el año 1910 hizo reconstruir la cornisa exterior y espadaña, así como repasar la totalidad de las techumbres y colocar un nuevo dintel en la puerta principal; en los años siguientes amplió la sacristía del lado de la Epístola, construyendo sobre ella dos nuevas plantas, de muy reducidas dimensiones, para acoger una nueva escalera que posibilitase el acceso a las cubiertas de la capilla y al tambor de la cúpula. Pero, en la noche 29 al 30 de septiembre de 1912, en medio de una gran tormenta, un rayo perforó la fachada principal y penetró en el recinto, para luego salir desmochando espadaña y levantando parte de las tejas que cubrían la cúpula, para finalizar derribando el pináculo que la remataba.

Este incidente hizo que mosén Trinitario determinase planificar y afrontar la restauración integral del edificio.

En el año 1913 se repararon la totalidad de las techumbres y la cúpula; se amplió y decoró la puerta de entrada; en 1914 se renovó la totalidad del pavimento interior y se construyo la base de una nueva espadaña campanario, con capacidad para tres campanas. En ese mismo año se amplió el acceso principal de la capilla, decorándolo con talla y colocando nuevas puertas que, en el año 1915, se revistieron de plancha de latón, artísticamente repujadas, en Valencia, en los talleres del Sr. Devesa; en los años siguientes se llevaron a término a término los trabajos de repicar y revestir con estuco la totalidad de las paredes del interior, así como los de reparar y dorar toda la decoración de yeserías. Dichos trabajos los ejecutaron los hermanos Miguel y Tomás Pérez, maestros tallistas y estucadores, y Rafael Petit, maestro dorador.

Los trabajos se dieron por finalizados el 15 de mayo del año 1919 y, el día 8 de junio del mismo año se colocaron en la nueva espadaña campanario tres campanas, la antigua de la capilla, llamada María de la Soledad, y otras dos, bautizadas con los nombres María del Carmen y María Inmaculada, fabricadas en un taller de Palencia(71). Tras finalizar las obras de restauración de la capilla, mosén Trinitario encargó a un grupo de mujeres de Nules la confección y bordado de dos nuevas túnicas y mantos para Nuestra Señora de la Soledad. Los trabajos de bordado se realizaron en una sala del antiguo hospital de la villa y estuvieron dirigidos por una madre de la Consolación y por el propio mosen Trinitari. Tanto las telas de tisú de plata, para el vestido blanco, como la de terciopelo de seda, para el vestido de luto y materiales utilizados para el bordado fueron traídos por el propio mosen Trinitario desde Barcelona, donde residía su hermano Vicente Mariner. Ambos vestidos y túnicas estuvieron finalizados en el año 1930.

Con el mismo fin, mosen Trinitari encargó al orfebre Jose David, de Valencia, una corona real y aureola, con la finalidad de preparar la coronación canónica de la Patrona de Nules.

Pero, el día 23 de noviembre del año 1933, mosén Trinitario falleció sin haber podido alcanzar sus deseos de ver coronada la imagen de Nuestra Señora de la Soledad.

Al morir el sacerdote, que en Nules era conocido como “el capellà de la Mare de Déu”, se encargó de seguir sus proyectos mosén Antonio Bertomeu.

Si mosén Trinitario había afrontado los trabajos de restaurar la capilla e impulsar el culto y devoción a Nuestra Señora de la Soledad, mosén Antonio, ayudado por algunos seglares, tuvo que asumir la peligrosa tarea de salvaguardar la imagen de la Patrona de Nules del peligro, durante los tres largos años de la guerra Civil, y pasar por el doloroso camino de destrucción y muerte que la contienda fraticida representó para Nules.

Ya durante el primer año de la II República, el Ayuntamiento suprimió las fiestas patronales de la Soledad pero toleró que, en el interior de la iglesia, tuviesen lugar algunos actos de culto. Al no poder celebrar procesiones por las calles, en más de una ocasión, la imagen tuvo que trasladarse de su capilla a la arciprestal, o viceversa, escondida dentro de una gran cesta cubierta de sábanas.

Conocidas las primeras quemas de iglesias en la ciudad de Valencia, en Nules se tomaron medidas, por si en la localidad se producían hechos semejantes.

En la Casa Consistorial se guardaba la llave de la capilla, que era recogida por mosén Antonio en aquellas ocasiones que era necesario abrir la capilla

En la calle de Matías Torrejón se hallaba la casa de la familia Montagut Palmer, cuyo patio tenía pared medianera con la sacristía de la capilla. Ante la situación y el temor a perder la venerada imagen, un grupo de personas actuó con la intención de salvar la imagen de Nuestra Señora de la Soledad y algunos de los objetos de culto más preciados que en la capilla se guardaban.

En los hechos participó un grupo muy reducido de personas que confiaban mutuamente entre ellas, sin temor a indiscreciones ni delaciones. La amistad que desde siempre había existido entre mosén Antonio y la familia Montagut, así como la fuerte relación personal existente entre Vicente Montagut y Luis Casaus, fueron factores decisivos para que las inquietudes por salvar la venerada imagen llegasen a buen fin.

En varias ocasiones se entró en la capilla, bién para recoger algunos objetos, bién para devolverlos; en una de dichas ocasiones mosén Antonio reemplazó la imagen original de Nuestra Señora de la Soledad por una réplica, conocida como “la Germaneta”, que mosén Trinitario había encargado, en su día, con el fin de probar los trajes preparados para la coronación. Las gentes de Nules, al acudir a los actos de devoción que en la capilla se celebraban, atribuían el ligero cambio de expresión del rostro de la imagen a la situación que se estaba viviendo.

Una vez iniciada la guerra Civil la capilla fue profanada y saqueada por un grupo numeroso de gente de la población, quienes, lo mismo que habían hecho en la iglesia arciprestal y en la iglesia de la Sagrada Familia, sacaron los retablos y las imágenes de madera, las cargaron en un camión y los llevaron al paraje conocido como “els Quatre Camins”, próximo al barranco de la Serraleta, donde les prendieron fuego.

Tras destrozar las imágenes de los seis profetas de estuco policromado, que pocos años antes había hecho colocar mosén Trinitario en las pilastras de la capilla, y liberar el recinto de simbologías religiosas, la capilla fue ocupada por la UGT para instalar allí su economato.

A inicios del año 1937 la imagen original fue trasladada al domicilio de Soledad Cases, en la calle del Calvario. Allí permaneció guardada en un armario hasta junio del año 1938, en que fue devuelta a la casa de la familia Montagut y escondida en un silo(72).

Ocupado Nules por las tropas franquistas, la imagen fue trasladada a Castellón.

A inicios de julio del año 1938, en Nules se había establecido y estancado el frente de batalla y dicha situación permaneció así hasta el fin de la contienda. Como resultado más del 70% de sus viviendas estaban inhabitables y sus campos arrasados.

Tras finalizar la guerra la imagen fue devuelta a Nules.

A mosén Antonio Bertomeu, le correspondió también tomar iniciativas para recuperar la capilla y el culto a la Patrona de Nules, en unos años en que la necesidad de reconstruir materialmente la villa no facilitaban para nada la tarea. Aún así, levantó un altar provisional, al tiempo que encargaba diversos proyectos para el altar definitivo; también encargó una nueva corona que, a pesar de las penurias que sufrían los habitantes de Nules, a imitación de la que había realizado en la época de mosén Trinitario, también labró el orfebre Jose David.

Mosén Antonio Bertomeu falleció el 15 de mayo del año 1948, y muchos de sus proyectos para la capilla y el culto a Nuestra señora de la Soledad nadie supo llevarlos a buen termino.

El día 21 de octubre del año 2000, Nuestra Señora de la Soledad fue coronada pontificalmente por el obispo de Segorbe-Castellón.

Vicent Felip Sempere, Cronista Oficial de la Vila

 

 

NOTAS:

1.- Soldevila, F.: “Llibre dels Feits”, en Les Quatre Grans Cròniques”, Barcelona, 1971, caps. 245-254).

2.- Archivo de la Corona de Aragón, A.C.A..: Cancillería, Reg. 213, f. 225).

3.- Archivo de la Catedral de Tortosa, A.C.T.: Cartulario nº. 8, ff.: 147v-149r; Felip Sempere, V.: “Documents de la catedral de Tortosa referents a la vila i terme de Nules”, en Estudis Castellonencs I, Castelló, 1983, pp. 465-466; Torres Miralles, J.: “Nules su Parroquia Arciprestal”, Valencia, 1994, pp. 437-438.).

4.- A.C.T.: Cartulario nº. 8, f. 149; Felip Sempere, V.: Opus cit., pp. 466-467.

5.- A.C.A.: Cancilleía, Reg. 287, f. 53rº.; Huici Miranda, A.: “Colección Diplomática”, doc. 407; Domingo Pérez, C., Vicent Cavaller, J.A., Barceló Pérez, M.C.: “La Vilavella”, Valencia, 1977, p. 218.

6.-A.C.T.: Cartulario nº.: 8, ff. 147vº-148vº y 149; Sr. Obispo, cajón 1, núms.: 4, 8, 12, 32, 35, 39 y 42; Felip Sempere, V.: Opus cit., pp. 459-472.

7.- A.C.A.: Cancellería, Reg. 213, f. 225.

8.- González, M.: “Fundación de Moncófar”, en Ayer y Hoy, castellón, Vol. I, pp. 242-243; García Edo, V.: “Notas a la carta de pobalción de Moncófar”, en Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura, Castellón, 1991, Vol. LXVII, pp. 428-429.

9.- El trazado urbanístico del casco antiguo de Nules corresponde plenamente a la tipología de las poblaciones de planta Conquista y, a pesar del paso de los años, ha llegado hasta nuestros días como uno de los ejemplos más puros, de entre los que se conservan en la zona, de éste tipo de poblaciones.

10.- Rius Serra, J.: “Rationes Decimarum Hispaniae”, Barcelona 1946, Vol. I, p. 169.

11.- A.C.A.: Cancillería, Reg. 215, ff. 272vº-273rº.; Archivo Histórico Nacional, A.H.N.: Osuna. Leg. 996-2, carp.168, doc. 2; Felip Sempere, V.: “La fira de Nules en la época contemporánea”, Nules, 1998, pp. 178-179.

12.- Domingo Pérez, C., Vicent Cavaller, J.A., Barceló Pérez, M.C.: “La Vilavella”, Valencia, 1977, p. 221; Felip Sempere, V., García Edo, V.: “Privilegios y concesiones del término general del castillo de Nules en la época foral (1251-1709)”, Nules, 2005, pp.93-94.

13.- García Egea, Mª. T.: “La visita pastoral de la diócesis de Tortosa del obispo Paholach, 1314”, Castelló, 1993, pp. 236-237.

14.- Archivo del Reinod e Valencia, A.R.V.: Manaments i empares, año 1680, lib. 2º, mano 17.

15.- Archivo de la Diputación de Valencia, A.D.V.: Duquesa de Almodóvar, e. 1.1, caja 4; e. 1.4, caja 4.

16.- A.R.V.: Manaments i empares, año 1667, mano 9.

17.- A.C.T.: Visitas pastorales, año 1429.

18.- Company, X., Tolosa, L.: “Nuevos Documentos y puntualizaciones sobre los Osona”, en Archivo de Arte Valenciano, año LXIX, Valencia, 1988, p. 66.

19.- La imagen, de buena factura, labrada en piedra y policromada, tiene una altura de 71 centímetros, y representa a Nuestra Señora de pie, vestida con túnica blanca y sobretúnica levemente rosada, ceñida ésta última con un cíngulo y con el cuello cerrado con una fíbula; la Virgen sostiene con su brazo izquierdo al Niño, vestido con túnica azul celeste, que lleva en sus manos una bola, mientras que, con su mano derecha, recoge suavemente la sobretúnica. La imagen lleva corona real, policromada en plata y decorada con perlas doradas. Tanto las vestiduras de Nuestra Señora como del Niño están ribeteadas en dorado).

20.- A.C.T.: Visitas pastorales, años: 1543, 1561, 1569, 1575.

21.- A.C.T.: Visitas pastorales, año 1586.

22.- Archivo Parroquial de Nules, A.P.N.: Racional, años 1596, 1601, 1619, 1649, 1651, 1654, 1657, 1678, 1734, 1736 y 1760).

23.- A.P.N.: Racional, año 1671.

24.- A.P.N.: Racional, año 1584.

25.- Archivo Histórico de Nules, A.H.Nu.: Manual del Consell, (1633-1662), 24-IV-1639.

26.- A.P.N.: Racional, año 1567.

27.- A.H.Nu.: Llibre de la administració de la obra de la esglesia de la vila de Nules, 1666-1692.

28.- A.C.T.: Visitas pastorales, años: 1698, 1701, 1714, 1718, 1757, 1816.

29.- Gil Saura, Y.: “Arquitectura barroca en Castellón”, Castellón, 2004, p. 303.

30.- A.C.T.: Visitas pastorales, año 1718.

31.- A.H.Nu.: Expediente seguido en esta Alcaldía para conseguir el derribo de las murallas de esta villa y venta de solares, año 1887.

32.- Torres Miralles, J.: “Mossèn Trinitari un apóstol de Maria”, Valencia, 1985, pp. 48-49; Torres Miralles, J.: “Nules, su Parroquia Arciprestal”, Valencia, 1994, pp. 211-213.

33.- Mariner Gimeno, T.: “Sencilla narración histórica de la devoción de los hijos de la Villa de Nules (Castellón) a su Excelsa Patrona la Santísima Virgen de la Soledad”, texto manuscrito, Nules, circa 1931-1933, ff. 4-6. El original manuscrito, escrito sobre papel de tamaño cuarto, carece de fechas y solamente se conservan 34 hojas numeradas del 1 al 34, más una hoja, sin numerar, con anotaciones sueltas; cabe remarcar que las hojas 1-14, llevan un membrete en el que consta: “Arciprestazgo de San Mateo, particular”. Existe fotocopia de un original mecanografiado, que lleva como fecha de finalización: Nules, 7 de abril del año 1933.

Creemos que mosén Trinitario debió de iniciar la redacción de esta obra, todavía inédita, en el año 1931, cuando, sintiéndose enfermo, solicitó dejar el arciprestazgo de San Mateo para regresar a su Nules natal, donde murió el día 23 de noviembre del año 1933.

34.- A.H.N.: sección nobleza, Fernán Núñez, leg. 212, doc. 40/3.

35.- Archivo Parroquial del Salvador de Borriana: Protocolo de Mateu Ros, año 1597.

36.- A.H.Nu.: Manual del Consell, años 1592-1618, 31-5-1598.

37.- A.H.Nu.: Manual del Consell, años 1592-1618, 18-11-1601.

38.- A.P.N.: Racional, año 1605.

39.- A.P.N.: Racional, año 1619.

40.- A.P.N.: Racional, año 1626.

41.- A.P.N. Racional, años 1605, 1612 y 1619.

42.- A.P.N. Racional, año 1623.

43.- A.P.N.: Racional, año, 1627.

44.- A.P.N.: Racional, años 1656, 1657, 1659, 1660, 1663, 1665, 1667, 1668 y 1669.

45.- A.P.N.: Racional, años 1634, 1637 y 1638.

46.- A.P.N.: Racional 1644, 1645, 1646, 1647, 1649, 1651 y 1654.

47.- A.P.N.: Racional, años 1656, 1663, 1667, 1668, 1670, 1671, 1673,1674, 1681, 1684, 1687, 1688, 1690, 1692, 1693, 1700, 1701, 1703, 1704, 1705, 1722, 1726, 1733, 1734, 1741, 1742, 1743, 1747, 1750, 1752, 1754, 1759, 1760 y 1769.

48.- A.C.T.: Visitas pastorales, años 1685 y 1686.

49.- A.C.T.: Visitas pastorales, año 1698.

50.- A.P.N.: Racional, año, 1728.

51.- A.P.N.: Racional, año, 1729.

52.- A.P.N.: Racional, años, 1732, 1737, 1749, 1752 y 1754.

53.- A.P.N.: Racional, año, 1726 y 1728.

54.- A.H.Nu.: Manual del Consell, (1731-1739), 13-III-1731.

55.- A.H.Nu.: Manual del Consell, (1731-1739), 24-XI-1733

56.- A.H.Nu.: Manual del Consell, (1731-1739), 2-VI-1735.

57.- A.P.N.: Racional, año 1739.

58.- A.H.Nu.: Manual del Consell, (1743-1752), 31-V-1743.

59.- A.P.N.: Racional, años 1760, 1743, 1755, 1760 y 1765.

60.- A.P.N.: Protocolo de Vicente Ferrer, años 1740-44, ff.: 35vº.-37vº.

61.- A.C.T.: Visitas Pastorales, año 1757).

62.- Mariner Gimeno, T.: “Sencilla narración histórica de la devoción de los hijos de la Villa de Nules (Castellón) a su Excelsa Patrona la Santísima Virgen de la Soledad”, texto mecanografiado, Nules, c. 1931-1933, ff. 26-31.

63.- A.P.N.: Protocolo de Vicente Ferrer, años 1760-61, ff.: 78v.-82v.

64.- A.P.N.: Racional, año, 1769.

65.- A.P.N.: Racional, años: 1757, 1760, 1761 y 1768.

66.- A.P.N.: Racional, años 1770, 1771 y 1772.

67.- A.P.N.: Racional, año 1790.

68.- A.H.Nu.: Acuerdos de la Junta de Regantes de la nueva acequia, años, 1897-1898; Felip Sempere, V.: “La qüestió de les aigües entre la vila de Nules i Borriana”, Nules, 1987, pp. 73-95.

69.- Mariner Gimeno, T.: “Sencilla narración histórica de la devoción de los hijos de la Villa de Nules (Castellón) a su Excelsa Patrona la Santísima Virgen de la Soledad”, texto mecanografiado, Nules, circa 1931-1933, f. 64.

70.- Mariner Gimeno, T.: “Sencilla narración histórica de la devoción de los hijos de la Villa de Nules (Castellón) a su Excelsa Patrona la Santísima Virgen de la Soledad”, texto mecanografiado, Nules, c. 1931-1933, pp. 51-53.

71.- Mariner Gimeno, T.: “Sencilla narración histórica de la devoción de los hijos de la Villa de Nules (Castellón) a su Excelsa Patrona la Santísima Virgen de la Soledad”, texto mecanografiado, Nules, c. 1931-1933, pp. 64-85.

72.- Torres Miralles, J.: “Nules, su Parroquia Arciprestal”, Valencia, 1994, pp. 227-230; además del trabajo de mosén Javier Torres, hemos utilizado los testimonios directos de Vicente Montagut Hoffer y de Trinidad Mariner Fernández.